El Principado acaba de publicar en el BOPA el tan anunciado Plan anual para el año 2024 de prevención, vigilancia y extinción de incendios. Un Plan que nos deja perplejos por sus contradicciones, vacuidad y absoluta insuficiencia en las medidas que adopta para luchar contra los incendios.
No deja de ser chocante que empieza analizando las estadísticas de las causas de incendios obtenidas por las investigaciones de las BRIPAS, el SEPRONA y la Fiscalía donde se constata expresamente que: “Los incendios están asociados en su mayoría de los casos a la actividad humana. Predominando el incendiarismo y la negligencia en el uso del fuego como herramienta agrícola, práctica muy arraigada en la cultura asturiana. Siendo la regeneración de pastos mediante prácticas ganaderas la causa de mayor superficie quemada intencionadamente. Destacando que el 67,51% de los incendios investigados han sido provocados por pastores y ganaderos para regenerar y favorecer el nacimiento del pasto”. En cambio, se dice que a lo largo del año 2024 se va a modificar la Ley de Montes estableciendo limitaciones para el uso del fuego, pero en ningún caso hace referencia alguna a la recuperación de los acotados al pastoreo que habían sido suprimidos en 2017 y que son una herramienta fundamental para actuar sobre la raíz del problema: la generación de pastos. Pues es un elemento disuasorio de primer nivel. No debiendo obtener nadie beneficio de quemar un monte. Actualmente los autores saben que no van a sufrir ningún tipo de perjuicio por quemar, y que sus reses van a seguir pastando sin ningún tipo de restricción. Asturias es la única Comunidad Autónoma de todo el estado español y la única región de toda la Unión Europea en la que no se acotan al pastoreo las zonas arrasadas por incendios forestales. En lugar de reforzar las medidas de lucha contra incendios, lo que se ha hecho en Asturias es rebajarlas, y con este Plan que acaba de publicar el Principado seguimos igual.
Por otro lado, el Plan no hace mención alguna a las ayudas agroambientales de la PAC que siguen percibiendo las zonas quemadas. Ayudas destinadas a contribuir a la implantación y desarrollo de sistemas agrícolas y ganaderos compatibles con la protección y mejora del medio ambiente, el paisaje, los recursos naturales, el suelo y la biodiversidad. Por tanto está siendo un fraude conceder ayudas de este tipo en los terrenos quemados que no cumplen ninguno de los requisitos para los que fueron creadas.
Por último, por lo que se refiere a la prevención en el interfaz urbano-forestal también se queda corto. Pues establece que en la franja de los 75 metros a viviendas y núcleos de población podrá haber hasta un 40% de cubierta arbórea. Algo totalmente insuficiente en el caso de pinos y eucaliptos que debería quedar completamente libre de arbolado por ser estas especies altamente combustibles y extremadamente peligrosas en la propagación del fuego.
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
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