Hemos denunciado ante la Confederación Hidrográfica otro atentado ambiental en los ríos asturianos, en este caso cometido por la desmesurada tala de los numerosos árboles del bosque de ribera del río San Isidro a su paso por la localidad de Felechosa en el concejo de Aller, donde se han talado el 90% los árboles y la totalidad de los arbusto del bosque de ribera que allí había antes de este salvaje atentado.
El resultado es desolador. Que nos den una justificación para eliminar toda una vegetación de ribera, compuesta por especies arbóreas que la definen, alisos o húmeros, sauces o salgueros y chopos, con todo su sotobosque, lo han dejado literalmente arrasado. De nada nos sirve la normativa ambiental existente que protege estos ecosistemas ribereños, a través de la Directiva de Hábitats, o en Asturias por la normativa de espacios naturales o por la limitación de actividades que pueden causar impacto en el medio. Al final las Administraciones públicas parece que delegan y se abstienen de realizar una gestión racional de nuestros ríos, por atender las ideas disparatadas de alguna gente que pareciera que todo lo vivo le molesta, sean árboles, nutrias o cormoranes.
En Asturias se ha realizado en el pasado una ordenación urbanística pésima, permitiendo el ocupar áreas de influencia de los cauces de los ríos susceptibles de ser anegadas, como así lo comprobamos periódicamente en algunas localidades con los repetidos incidentes que se suceden. Ante esto, los bosques de ribera ejercen un papel regulador de las avenidas y las crecidas, al laminar los caudales de agua. Por eso eliminar la cobertura arbórea de los ríos es disparatado y aumenta los riesgos, más en una población como es Felechosa donde se ha construido en zonas inundables con el riesgo que supone las crecidas si no hay árboles para frenar las crecidas.
Sobra decir el papel que desempeñan los bosques de ribera para mantener el equilibrio ecológico de los espacios crecen, fomentando la calidad de suelos y las aguas, promoviendo la biodiversidad y evitando la erosión de los terrenos donde se desarrollan.
Resulta desalentador seguir repitiendo lo mismo y asistiendo a la misma inercia de décadas pasadas, de actuaciones sin sentido, indígnas de unas Administraciones que deben de atender al cuidado del patrimonio natural que es de toda la ciudadanía.
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
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