Hay que vedar sin falta la pesca del salmón en los ríos asturianos, antes de que salga el último.
Este domingo 2 de abril se inicia la campaña de pesca con muerte de salmón en los ríos asturianos y las subastas de los primeros salmones de los ríos que favorecen el furtivismo por su efecto llamada.
El Principado cede, un año más, ante las presiones de algunas sociedades de pescadores y vuelve a permitir pescar los pocos peces que aún quedan en nuestros ríos, hay que recordar que la campaña pasada solo se pescaron 414 salmones, de los que el 75% se pescaron en la cuenca del Narcea, apenas se pescan ya en las cuencas del Sella, Cares y Eo.
La normativa permitirá pescar dos salmones por licencia esta campaña en cualquiera de las cuencas. Teniendo en cuenta que hay expedidas alrededor de veinte mil licencias de pesca, se da la paradoja de que el número de salmones que se podrán pescar supera amplísimamente el número real de peces que llegan a los ríos asturianos. Hecho que por sí mismo demuestra la absurda gestión del Principado en este asunto.
Las poblaciones de salmón atlántico están en franco declive en toda su área de distribución natural a ambas orillas del Atlántico, pero además, los salmones asturianos pertenecen a la población más sureña de todo su rango de distribución y puede considerarse una población relicta y aislada, lo que hace que sea aún más vulnerable que las poblaciones más norteñas. A esta situación hay que añadir el problema del cambio climático, que afecta más negativamente a las poblaciones más sureñas de estos peces.
El continuo declive del salmón en los ríos asturianos es un hecho incuestionable. Desde 1949 (cuando se instauró el precinto obligatorio de los salmones pescados) hasta la actualidad se pasó de pescar una media de cinco mil salmones anuales, con años de más de siete mil, a poco menos de quinientos. Los números hablan por sí mismos de la realidad de las cuencas salmoneras.
Esta reducción de la población salmonera asturiana está igualmente corroborada por los censos que anualmente promueve la administración y por los diversos estudios científicos realizados.
Cualquier especie con una tendencia poblacional tal negativa ya habría sido declarada en peligro de extinción hace tiempo.
Aún aplicando las medidas más proteccionistas sobre la especie, nada garantiza que podamos llegar a tiempo para salvar de la extinción a este icónico pez, pero si seguimos pescándolo y continuamos aplicando las mismas medidas de gestión que se han demostrado ineficaces durante décadas, la perspectiva de su supervivencia no parece muy halagüeña.
Creemos que la gestión de la especie debe pasar por medidas realmente valientes y que de verdad aborden la gravedad de la situación. Como medida prioritaria debería declararse al salmón atlántico como especie en peligro de extinción y por tanto establecerse una moratoria en su pesca hasta la recuperación de sus poblaciones. Otras medidas (basadas en la información científica y en los criterios de muchos investigadores expertos en la ecología del salmón) que nos parece urgente aplicar serían la suspensión inmediata de las repoblaciones, que suponen un problema añadido a la biodiversidad de los ríos al reducir la variabilidad genética de las especies repobladas y el acondicionamiento y mejora de los ríos, eliminando los obstáculos que dificultan o impiden el remonte de los peces y manteniendo en buen estado los frezaderos.
Por otra parte, en cuanto a la normativa para la pesca de truchas y reos, el cupo sigue siendo de seis ejemplares por pescador y día, lo que nos parece demasiado alto habida cuenta del mal estado de las poblaciones de estos peces en las cuencas fluviales asturianas y proponemos que se rebaje a tres peces por pescador y día.
Si queremos mantener y mejorar el rico patrimonio natural y la importante diversidad medioambiental de los ríos asturianos es fundamental que la administración aplique medidas de gestión valientes a corto plazo. De continuar con la gestión actual, plegada a los intereses de algunas asociaciones de pescadores deportivos, el peligro de desaparición de especies tan emblemáticas como el salmón atlántico es evidente
Los ríos y sus especies son patrimonio de toda la sociedad, no sólo de algunos de los pescadores como parecen querer entender los responsables medioambientales de esta comunidad.
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
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