Condenamos contundente y enérgicamente que alguien haya colocado 2 cabezas de lobos muertos en San Juan de Beleño hoy, justamente el día que se reúne en Ponga el Consejo de Gobierno de Asturias.
No es la primera vez de estas brutales acciones de violencia: cabezas de lobos en señales, piscinas y otros sitios públicos, matanzas ilegales, furtivismo, envenenamientos, prender fuego a coches de la guardería ambiental, coacción y violencia contra las viviendas, cabañas, coches, propiedades o directamente a las personas que defienden el derecho a la existencia de la fauna natural. Actos de violencia que gozan de una alarmante impunidad, falta de persecución (nunca se localizan a los culpables) y hasta justificación por quienes ostentando cargos públicos deberían velar por el interés general nuestro y de la naturaleza y ser ejemplares en defender la imparcialidad y la legalidad, lo que no hace sino avivar la llama de una violencia creciente que es enemigo absoluto del debate que debería caracterizar a una verdadera democracia y de la objetividad y fundamentación científica que debería ejemplarmente guiar el funcionamiento del gobierno y administración pública.
El lobo es una especie en recuperación, estuvo a punto de extinguirse y aunque haya mejorado su estado o categoría de amenaza poblacional sigue sin ser una especie no amenazada y requiere protección.
El Plan de Gestión del Lobo en Asturias y todos los programas anuales se basa en la premisa de “matar lobos para reducir daños” pero esta idea es demostradamente equivocada: todos los estudios científicos indican que matar individuos no reduce daños sino que aumenta daños a continuación salvo que se mate a un gran porcentaje de la población que ponga en riesgo la viabilidad poblacional de la especie. Todas las revisiones científicas, y así incorporan las guías de muchos países, señalan que para reducir daños lo que hay que hacer es aplicar medidas preventivas. Lamentablemente el gobierno asturiano insiste empecinadamente en la errónea estrategia de matar lobos y ningunea las medidas preventivas. Cuanto más tiempo se perpetúe una estrategia asturiana basada en matar lobos en lugar de medidas preventivas, más daños al ganado y mayor malestar social habrá, cuando es algo corregible. Si además se apoya o justifica a quien practica la violencia para imponer sus prejuicios, se pone en peligro la propia paz social.
Exigimos al gobierno y administración pública asturiana:
1) La reducción de los daños por lobos debe necesariamente fundamentarse como pilar principal en la adopción de medidas protectoras y preventivas de daños. Las personas y colectivos relacionados deben ayudar a promocionar y difundir esto, y el gobierno debe asumirlo e interiorizarlo como base fundamental de la gestión del lobo, promoviendo campañas informativas y ofreciendo asesoramiento científico-técnico y ayudas económicas adecuadas para fomentar su adopción.
2) El pago de daños debe ser rápido, ajustado a los precios reales, siempre fundamentado en la comprobación genética de la autoría del daño y condicionado a la adopción de medidas protectoras y preventivas de daños.
3) Si existieran, deben estudiarse con rigor científico-técnico aquellos casos en los que la adopción de medidas protectoras y preventivas de daños no demostrasen la eficacia esperable, para mejorar su diseño e implementación. Solo si existieran casos en que no fuera posible la adopción de medidas protectoras y preventivas eficaces podría consideradarse una medida justificable la extracción de lobos, siempre referidos a individuos concretos y nunca mediante el establecimiento de cupos.
4) Debe promoverse la creación, gestión y otorgamiento (basados en los criterios de transparencia y rigor científico-técnico) de «sellos de eco-coexistencia» a aquellas actividades que coexistan con el lobo apoyando los puntos anteriores y promocionen la coexistencia frente a la enemistad con el lobo.
Coordinadora Ecoloxistad’Asturies
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