Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido

La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y la Asociación de Juristas contra el Ruido queremos recordar que este 29 de abril que  se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, un día ideal  para recordar los graves problemas que tenemos con este contaminante en Asturias.

Tenemos que recordar que de acuerdo a los datos facilitados por el Principado de sus estaciones de control de contaminación el tiempo que estuvieron funcionando, el nivel sonoro medio diario  en las ciudades asturianas supera ampliamente los valores admitidos en la legislación, que están fijados en 45 decibelios durante la noche de 22 a 7 horas y de 55 decibelios durante el día de 7 a 22 horas.

La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y la Asociación de Juristas contra el Ruido queremos recordar que este 29 de abril que  se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, un día ideal  para recordar los graves problemas que tenemos con este contaminante en Asturias.

 

Tenemos que recordar que de acuerdo a los datos facilitados por el Principado de sus estaciones de control de contaminación el tiempo que estuvieron funcionando, el nivel sonoro medio diario  en las ciudades asturianas supera ampliamente los valores admitidos en la legislación, que están fijados en 45 decibelios durante la noche de 22 a 7 horas y de 55 decibelios durante el día de 7 a 22 horas.

 

En Gijón hay medias anuales de 68 decibelios

En Avilés hay medias anuales de 67 decibelios

En San Martín hay medias anuales de 67 decibelios

En Mieres hay medias anuales de 66 decibelios

En Oviedo hay medias anuales  de 65 decibelios

En Cangas Narcea hay medias anuales de 63 decibelios

En Lugones hay medias anuales de 57 decibelios

 

Superando de manera evidente los 65 decibelios que es el  nivel sonoro establecido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como límite de tolerancia al ruido.

 

Una vez más tenemos que denunciar que el Principado haya retirado los sonómetros de las estaciones de control, por lo que ya no sabremos más el nivel de contaminación acústica.

 

El Principado y los Ayuntamientos tienen la obligación de controlar los niveles de contaminación que padece la población (lo que incluye no sólo la atmosférica, también la acústica) y de tener expuestos los datos obtenidos para que cualquiera pueda acceder a ellos. La eliminación de sonómetros, la limitación de estaciones de control suponen una dejación de funciones de obligado cumplimiento en un intento vergonzoso de barrer la basura debajo de la alfombra; de intentar ocultar la contaminación realmente existente eliminando las mediciones, en lugar de actuar sobre los emisores. En lugar de eliminar mediciones, tendrían que crearse nuevas estaciones en los lugares más críticos de cada población

 

 

El ruido debe considerarse como un contaminante medio-ambiental de primer orden con efectos nocivos importantes sobre la salud de la población y su calidad de vida. Su ubicuidad y difícil control hace que esté presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana y, por tanto, estemos expuestos a sus efectos. Las alteraciones psicológicas, la distorsión del sueño, la pérdida de audición y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias son los principales riesgos en adultos. En los niños las alteraciones del sueño, los procesos respiratorios y la dificultad para el aprendizaje y el lenguaje son los principales problemas.

 

El organismo reacciona de una manera defensiva frente al ruido. Las interconexiones sinápticas de las vías auditivas en el sistema reticular ascendente y en el hipotálamo son la base de uno de nuestros sistemas más básicos de alerta ante el peligro: el ruido. Y la reacción del organismo ante una situación de peligro es poner en marcha toda una cadena de procesos

hormonales y fisiológicos que nos preparan para la huida o la lucha. Las reacciones que se producen son en principio normales, pero se cronifican y convierten en patológicas tras exposiciones suficientemente prolongadas al ruido. Es lo que conocemos por estrés. Aunque existe una adaptación a los niveles sonoros que pueden crear malestar o motivar alerta, la estimulación constante “subsconsciente” de los centro cerebrales de la alerta mantiene y

cronifica esta respuesta de estrés anómala.

 

La estimulación con ruido produce, tanto en animales como en humanos, elevaciones transitorias de la tensión arterial. Con exposiciones continuas a ruidos estas elevaciones se hacen permanentes, siendo un agente a tener en cuenta en la génesis de la HTA. Es, pues, un factor más de riesgo cardiovascular; de hecho se calcula que una persona expuesta a ambientes

ruidosos debe ser considerada como 10 años mayor de su edad cronológica a efectos de riesgo de enfermedad coronaria.

 

Tanto el informe de la OMS sobre el ruido (2004) como diferentes trabajos científicos, demuestran un aumento en la incidencia de procesos respiratorios y de sobrecarga de las urgencias hospitalarias que no puede justificarse únicamente por el incremento de los gases contaminantes de las ciudades. En concreto hay una correlación muy positiva con los episodios de bronquitis que sugieren un efecto del ruido sobre los mecanismos de inmunorregulación ya que, además, se aprecia un incremento de los procesos alérgicos en áreas de exposición aumentada al ruido.

 

 

Es necesario que los ayuntamientos tenga una mayor implicación y diligencia en la atención de las denuncias por ruido que sufren los vecinos. Para un adecuado control de estas denuncias, todos los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes deberían tener personal capacitado para realizar mediciones de ruido y sonómetros homologados y permanentemente calibrados.

 

 

Por eso es necesario que se tomen medidas serias en vista de la gravedad del problema que se padecen en todas las poblaciones donde hay estaciones de control de la contaminación.

 

 

Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y Juristas Contra el Ruido

 

Para más información tfnos. 629892624 (Fruti) y 650521458 (José Antonio)