A NMR solo la sanciona con 600 euros de multa, por su elevado impacto ambiental en su mina de Salas (28/02/22)

NOTA DE PRENSA

Desde la Confederación Hidrográfica nos trasladan que, tras la denuncia presentada por la Coordinadora Ecoloxista, han iniciado un expediente sancionador contra la minera NMR Natural Mining Resources 1926 SL por infracción de la Ley de Aguas en la mina a cielo abierto, Sofía.

El motivo de la denuncia fue la acumulación de caolín y estériles de mina en la zona de policía de la margen derecha del arroyo de la Tejera (cuenca río Narcea), susceptibles de contaminar el dominio público hidráulico y degradar el entorno. El cauce se vio saturado de sólidos mineros arrastrados por las aguas debido al deficiente almacenamiento del mineral y la falta de medidas preventivas en la explotación de la zona.

La empresa NMR fue multada con la ridícula sanción de 600 euros, de los que abonó 360 por el incentivo del pronto pago. Esta cantidad, evidentemente, es testimonial frente a los gruesos beneficios reconocidos por la empresa al explotar esta mina de caolín. Y debemos referir, una vez más, la irregularidad sobre dicha explotación, que fue consentida por el Principado y el Ayuntamiento sin tener las correspondientes licencias, por lo que era ilegal.

Tenemos la obligación de recordar que NMR explotó la mina en un suelo calificado de interés paisajístico en el PGO de Salas. El Ayuntamiento tramitó una modificación urbanística, pero la empresa, con la complicidad del Principado y el Ayuntamiento, inició la explotación sin estar resuelta la modificación urbanística. La minera, para extraer caolín, se encuentra entre las localidades de La Curriquera y La Bouga. En el entorno de La Espina afectaba a una superficie de 161.640 m².

Actualmente se le exige a la empresa la restauración de la zona afectada y la reparación de daños. Pero esta medida llega tarde, pues la minera no está en la posición de poder hacerlo, ya que está inmersa en el procedimiento de concurso de acreedores debido a la situación de insolvencia generada por las significativas deudas.

Y entre tanto, los daños ambientales ya están hechos. Una degradación de nuestro entorno natural, cada vez más peligrosa, que sucede por culpa de la negligencia y la tolerancia de las autoridades responsables de cuidarlo y de vigilar su estabilidad. Ahora ya no hay a quién reclamar ni la garantía de restaurar los impactos provocados por la mina. Y nosotros deberemos reflexionar cuánto vale nuestro patrimonio natural, hasta cuándo van a tolerar estos daños sistemáticos en nombre de los groseros beneficios de empresas insostenibles. Nosotros lo tenemos claro: nuestro suelo vale más -muchísimo más- de 600 euros.

Coordinadora Ecoloxista d’Asturies

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